A los que vivimos en este rincón de España, cada vez más, nos sorprende el elevado número de personas que ha sufrido o sufre la malvada enfermedad del cáncer. Desde las organizaciones ecologista se señala culpable, a la contaminación que vivimos, sin embargo las administraciones pública tacha estos casos de normalidad absoluta. Hace poco tiempo observé que Greenpeace va a pedir a la Unión Europea que investigue la contaminación química y radiactiva de Huelva. Y la verdad es que dicha organización gracias a sus argumentos, me convence en demasía de que en Huelva no respiramos "buenos aires".
GREENPEACE
La organización solicita al Comité de Peticiones el cese inmediato de vertidos, que se declaren las balsas de fosfoyesos instalación radiactiva y un estudio epidemiológico.
El deterioro de la salud pública en Huelva
Greenpeace ha querido enfatizar la cuestión de la salud pública, ya que el grave problema que generan los fosfoyesos hacen que Huelva tenga un grave problema sanitario. Diversos estudios del Servicio Andaluz de Salud, CSIC y de la Universidad Pompeu Fabra, ponen de manifiesto que la mortalidad por cáncer en Huelva es la mayor de España. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica afirma que Huelva es la ciudad con mayor tasa de asmáticos (14,6%). En esta misma línea, el Colectivo Ciudadano por la Descontaminación de Huelva denunció una incidencia mayor de esterilidad, abortos, malformaciones de nacimiento, asma y otras afecciones respiratorias y enfermedades endocrinas en la zona.
La connivencia de las Administraciones central, autonómica y local
Otro de los asuntos claves es la connivencia de las Administraciones con las empresas responsables. El propio Ayuntamiento de Huelva ha negado reiteradamente que existan riesgos para la salud de los onubenses cuando ya en 1997, las conclusiones de un informe encargado por el pleno local advertía de los importantes efectos para la salud, el medio ambiente y la economía de la ciudad de la contaminación radiactiva y química.
Esta situación se repite en las instituciones de la Junta. Un estudio del Servicio Andaluz de Salud de 1989 indicaba en sus conclusiones que "la situación sanitaria ambiental y social de Huelva demanda una investigación epidemiológica que evalúe el posible impacto en la salud de la población de la presencia de contaminantes en los distintos medios".
También el CSN, organismo encargado de la seguridad nuclear en España, actuó de forma incorrecta enterrando las cenizas radiactivas procedentes del accidente de Acerinox de 1998 en las marismas de Mendaña. Estos residuos tendrían que haber sido gestionados como residuos radiactivos, ya que los niveles de radiactividad superan 3.500 veces lo permitido. Por otra parte, este organismo no puede hacer la vista gorda ante la evidencia de que los niveles de radiactividad en las balsas de fosfoyesos supera decenas de veces los límites legalmente permitidos poniendo en riesgo la salud pública y del medio ambiente.
Seguiré informando...